La rotación entre arroz y soja es una práctica que está aumentando en el Paraguay, la técnica favorece especialmente por la posibilidad de reducir el banco de semillas de malezas, incluido el arroz rojo resistente a los herbicidas del grupo de imidazolinonas.
Sin embargo, este resultado es posible si el cultivo de soja es robusto y vigoroso, con un buen cierre, lo que evita flujos emergentes de malezas a lo largo del ciclo de crecimiento que infestan el área y alimentan el banco de semillas de malezas.

Por esto la fertilización en la soja es tan importante en la rotación con el arroz y hoy dejamos 3 puntos importantes.
1) Respuesta de la soja a la fertilización con fosfato.
Los suelos bajos donde se cultivan arroz son predominantemente ácidos, con bajos niveles de arcilla y materia orgánica y deficientes en fósforo y potasio.
Por otro lado, el cultivo de soja, en comparación con el arroz , tiene mayores requisitos de acidez del suelo (pH 6.0), fósforo (mayor contenido crítico) y potasio.
Esto da como resultado un alto potencial de respuesta de la soja a la fertilización y el encalado en suelos inundables.

En un estudio sobre la respuesta de la soja a la fertilización con fosfato, se logró la máxima eficiencia con una dosis de 120 kg de fósforo (P2O5) por hectárea.
El rendimiento promedio a esta dosis fue de 4.26 toneladas de grano (aproximadamente 71 sacas) por hectárea, un aumento de productividad de 1.28 toneladas en comparación con el control, sin fertilización.
El estudio se realizó con cuatro pruebas para evaluar la respuesta del rendimiento de la fertilización con soja a fosfato en los suelos de arroz de los municípios de Capivari do Sul, Cachoeirinha, São Gabriel y Cachoeira do Sul. (Vedelago, 2014)
2) Fertilizar la soja para mejorar el arroz.
Otro beneficio esperado de la rotación de cultivos de arroz con soja es un aumento residual en la fertilidad del suelo, debido a los mayores volúmenes en la fertilización de leguminosas en comparación con el cereal.
Sin embargo, el aumento deseado solo ocurre en condiciones de balances de nutrientes positivos, es decir cuando la cantidad de nutrientes extraídos y exportados en el grano de soja no excede la cantidad incrementada de pérdidas eventuales del sistema.
En la media del estudio citado anteriormente, el efecto residual esperado solo se produjo a partir de dosis superiores a 60 kilos de P2O5 por hectárea.
3) Balance de fósforo según las dosis de fertilizante aplicadas en la siembra.

Es decir, existe un riesgo de empobrecimiento del suelo cuando las condiciones de crecimiento aumentan su potencial productivo, como cuando la siembra se produce entre octubre y noviembre 20, con el uso de cultivares con alto potencial de rendimiento y una población adecuada.
Esta situación se ve potenciada por las buenas condiciones ambientales, como la buena distribución de las precipitaciones o el riego, que garantizan una mayor eficiencia en el uso de la fertilización con fosfato, y tiene la absorción por difusión potenciada.
Nuestra conclusión...la contribución del fósforo en el cultivo de soja tiene que dimensionarse adecuadamente para evitar el empobrecimiento gradual de la fertilidad del suelo, lo que sería contrario a la expectativa del productor que espera enriquecer el suelo con la rotación de cultivos.
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Referencias bibliográficas:
- VEDELAGO, A.; CARMONA, F. C.; BOENI, M.; LANGE, C. E.; ANGHINONI, I. Fertilidade e aptidão de uso dos solos para o cultivo da soja nas regiões arrozeiras do Rio Grande do Sul. Cachoeirinha: IRGA. Divisão de Pesquisa, 2012. 46 p. (Boletim Técnico).
- VEDELAGO, A . Adubação para a soja em terras baixas drenadas no Rio Grande do Sul. Porto Alegre: UFRGS. Dissertação de Mestrado, 2014. 83 p.